Ir al contenido principal

A ti

Cuando en el ocaso de mis sueños te encontraba,
Aún afligido el corazón en su dolor gemía,
Navegaba mi alma por sendas desconocidas,
Alterando el tiempo, todo lo que sentía.

Fue por ti que recuperé el sentido,
Ahogando mis temores en el mar de tu olvido,
Confundiendo tu cuerpo y el mío,
Arriesgándome a ganar lo que ya había perdido.

El olor de la lluvia oculta en mis ojos,
Despertaba alocada al mirarte a mi lado,
Aún recuerdo la silueta del cuerpo anhelado,
Fue el sueño… aquel que yo había buscado.

Caminaba cada vez apresurando nuestro encuentro,
Con cientos de palabras para decirte lo que siento,
Un caudal inmenso de caricias y palabras al viento
Fabricadas en mi alma… para posar en tu pensamiento.

A ti te regalé mi alegría,
Mis ganas de vivir esta vida,
El saludo matutino que guardaba en mil palabras de armonía,
Todo aquello que por ti mi alma ofrecía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En agonía

He dejado mis intenciones de escapar en evidencia, He marcado mi rostro con las huellas del olvido y el desdén, Quizá ya no me importa lo que siento, Quizá ya perdí las esperanzas y hasta el último aliento. Hoy encuentro entre mis manos el vacío… El frio de aquel nido… tuyo y mío, Testigo mudo de mil sueños y un suspiro Que se han esfumado con el viento y sin destino. Caminaba… por así decirlo entre mi vida, A este apaciguar menguante de mis días, Mirando cada etapa como una sombra que se escurría, Entre llantos, un café y una ironía… Si alejarte da el sentido a tu vida, Ve tu sola y no te lleves a la mía… Déjame encontrar la razón a tu partida, Entre los recuerdos causantes de esta agonía.

Adiós

Quisiera ser parte de tu pensamiento… Y dejar de sentarme en el deseo, Esperando el anuncio arrebatado, De una oportunidad… Miré las estrellas encenderse, Cual idea a un pensador, Maquinando los poemas que escribían, Las frases que pertenecen a un pecador Sé que no existe nada que te pueda arrebatar del altar, Al cual extraña a mis deseos has de llegar, Pero aún suspiro, Por ser aquel, a quien jures tu amor. Las horas van pasando… Y de mis manos sale el dolor, La impotencia conjugada en un adiós, Va camino a las cadenas, Que matan este amor. Sé que es tarde para pedir perdón, Que mi equivocación está dictada, Y será una bendición… La que te aleje del que pudo ser tu gran amor.