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Sin sentido

Las dagas de la incertidumbre se clavaron en mi alma
Y apoyo el deseo de la invisibilidad
Caminando por el desdén de mis temores
Y el peso de mis años que requieren respuestas ya.

En mis manos siento el vacío
Y en los ojos el llanto absurdo de lo que no puedo controlar
Perdiendo el sentido acordado ante los extraños
Mostrando las mascaras que la vida enseña a usar

Las palabras solo tú no las entiendes
El péndulo es veleta de mis sinsabores
Descansando en las profecías de mil recuerdos
Que recurren como un torrente inagotable de dolores

Hoy perdí lo poco que guardaba
Dejando vacío el espacio que a tu recuerdo he reservado
Entre dormido y despierto…
Entre realidad y sueño de este insaciable suspenso

Me escondí al nacimiento de mis dolores
Y quiero borrar esa sonrisa absurda
Del espejo que refleja mi insoportable dolor
Ante la alegría de despertar un nuevo día.

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En agonía

He dejado mis intenciones de escapar en evidencia, He marcado mi rostro con las huellas del olvido y el desdén, Quizá ya no me importa lo que siento, Quizá ya perdí las esperanzas y hasta el último aliento. Hoy encuentro entre mis manos el vacío… El frio de aquel nido… tuyo y mío, Testigo mudo de mil sueños y un suspiro Que se han esfumado con el viento y sin destino. Caminaba… por así decirlo entre mi vida, A este apaciguar menguante de mis días, Mirando cada etapa como una sombra que se escurría, Entre llantos, un café y una ironía… Si alejarte da el sentido a tu vida, Ve tu sola y no te lleves a la mía… Déjame encontrar la razón a tu partida, Entre los recuerdos causantes de esta agonía.

Adiós

Quisiera ser parte de tu pensamiento… Y dejar de sentarme en el deseo, Esperando el anuncio arrebatado, De una oportunidad… Miré las estrellas encenderse, Cual idea a un pensador, Maquinando los poemas que escribían, Las frases que pertenecen a un pecador Sé que no existe nada que te pueda arrebatar del altar, Al cual extraña a mis deseos has de llegar, Pero aún suspiro, Por ser aquel, a quien jures tu amor. Las horas van pasando… Y de mis manos sale el dolor, La impotencia conjugada en un adiós, Va camino a las cadenas, Que matan este amor. Sé que es tarde para pedir perdón, Que mi equivocación está dictada, Y será una bendición… La que te aleje del que pudo ser tu gran amor.