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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Equivocado

Se me fueron acabando las ganas de quererte, De buscar los espacios en el tiempo por tenerte, De inventarme las escusas, De callar solo para escucharte… En la Soledad en la que se envuelve mi tristeza, He liberado mi mente para encontrarte, He dibujado en el tiempo tu rostro, Solo para no olvidarte… Cómo pude ahogar el grito implacable y hasta el llanto, Para no rogarte que regreses, Para limitar mis sentimientos y dejar volar tus sueños, Para que seas feliz… con otro dueño. Aún se guardan en mi memoria tus juramentos, Y también aquellos que osadamente dicte, A tu corazón ardiente de ilusión, A la fuerza más grande que un verdadero amor. ¿Cómo pude pensar que sería eterno? Como pude creer   que por un sentimiento podría ser tu dueño, Si en las historias siempre había otro sueño, Aquel que me alejaba… aquel que el camino te marcaba.

Por qué?

Escuchaba cada una de tus palabras, Y aferraba mis sentidos para convencerme, Que era un sueño… una pesadilla tal vez, Y las lágrimas se apoderaban de mí ser. Por qué tan ingenuo puede vivir? Al margen de lo que debí sentir, Construyendo una mentira, Todo lo que significaba tu vida y la mía… Aún recuerdo las caricias… Tus promesas… El beso delicado que toda esta farsa creó, La caricia escondida y una que otra pérdida. En el silencio que guardaba al escucharte, Las mil historias repetidas, Aun así no entendía que en tus recuerdos me decías, Que no lo dejabas de amar. Por qué tan iluso me fiaba de tus mentiras? Por qué mi piel necesita sentirte tu cuerpo ajeno? Por qué te burlaste de mis sentimientos? Por qué?