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¿Acaso fuiste mía algún día?

Hoy en el ruido ensordecedor de tu silencio, He dejado descansar mis pecados, Me he perdido en el dolor impronunciable de tus ojos, Inventando mil excusas a tus sombras… Ya en mis manos el vacío, De ese “nosotros”, que no es tuyo ni es mío, Va alejándose por un camino sin destino, Balbuceando solo olvido. ¿Acaso fuiste mía algún día? No recuerdo tu rostro junto al mío, No existía una palabra de amor, Ni caricias, ni gestos de alegría. Cómo pude inventar esta mentira? Si no existes más que en otra de mis agonías, Evitando abrir los ojos a una partida, Que no fue la tuya sino la mía.
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En agonía

He dejado mis intenciones de escapar en evidencia, He marcado mi rostro con las huellas del olvido y el desdén, Quizá ya no me importa lo que siento, Quizá ya perdí las esperanzas y hasta el último aliento. Hoy encuentro entre mis manos el vacío… El frio de aquel nido… tuyo y mío, Testigo mudo de mil sueños y un suspiro Que se han esfumado con el viento y sin destino. Caminaba… por así decirlo entre mi vida, A este apaciguar menguante de mis días, Mirando cada etapa como una sombra que se escurría, Entre llantos, un café y una ironía… Si alejarte da el sentido a tu vida, Ve tu sola y no te lleves a la mía… Déjame encontrar la razón a tu partida, Entre los recuerdos causantes de esta agonía.

Equivocado

Se me fueron acabando las ganas de quererte, De buscar los espacios en el tiempo por tenerte, De inventarme las escusas, De callar solo para escucharte… En la Soledad en la que se envuelve mi tristeza, He liberado mi mente para encontrarte, He dibujado en el tiempo tu rostro, Solo para no olvidarte… Cómo pude ahogar el grito implacable y hasta el llanto, Para no rogarte que regreses, Para limitar mis sentimientos y dejar volar tus sueños, Para que seas feliz… con otro dueño. Aún se guardan en mi memoria tus juramentos, Y también aquellos que osadamente dicte, A tu corazón ardiente de ilusión, A la fuerza más grande que un verdadero amor. ¿Cómo pude pensar que sería eterno? Como pude creer   que por un sentimiento podría ser tu dueño, Si en las historias siempre había otro sueño, Aquel que me alejaba… aquel que el camino te marcaba.

Por qué?

Escuchaba cada una de tus palabras, Y aferraba mis sentidos para convencerme, Que era un sueño… una pesadilla tal vez, Y las lágrimas se apoderaban de mí ser. Por qué tan ingenuo puede vivir? Al margen de lo que debí sentir, Construyendo una mentira, Todo lo que significaba tu vida y la mía… Aún recuerdo las caricias… Tus promesas… El beso delicado que toda esta farsa creó, La caricia escondida y una que otra pérdida. En el silencio que guardaba al escucharte, Las mil historias repetidas, Aun así no entendía que en tus recuerdos me decías, Que no lo dejabas de amar. Por qué tan iluso me fiaba de tus mentiras? Por qué mi piel necesita sentirte tu cuerpo ajeno? Por qué te burlaste de mis sentimientos? Por qué?

Madre

Aún recuerdo tus caricias… Y mis ojos se inundan en llanto; Por qué fuí Madre mía un ingrato?, Cuando tus desvelos llevaban mi nombre... Hoy camino por la sombras de tu adiós, Intentando alcanzarte entre sueños… Gritando y elevando mis manos al cielo; Pidiendo perdón envuelto en el desconsuelo. Con el corazón en las manos, Y en los ojos el  llanto, Le pido a Dios me dé tan sólo un instante, Para contarte que eres en mi vida lo más importante. Madre Mía de que me sirve hoy darme cuenta, Lo mucho que te amaba, Si cuando buscabas mi compañía, Más lejos me encontraba, De que me sirve ahora rasgarme el alma, Si no puedo estar a tu lado, Si no puedo decirte gracias, Por todo lo que me has dado. Aún tengo la mirada perdida, Quizá... en el único lugar que te encuentro, En el recuerdo indeleble que has dejado, En el tiempo Madre Mía, Mi ser amado.

Celos

Me sentaba impaciente en la espera de verte llegar, Mis ojos turbios y tristes… Quizá con rabia e impotencia cerraba mis manos, Y gritaba el desconsuelo. ¿Dónde estas que no te veo?… ¿Por qué te ocultas si vivo por ti desesperado? Me imagino al mundo diciéndote te quiero Me imagino tu sonrisa y tus labios con otro dueño ¿Cómo puedo confiar? Si te escapas a mis deseos, Si cuando te busco nunca te encuentro, Y si estás, ya no es sola. Permíteme liberarme de mis temores, Alejarme del silencio prologado de mis errores, Déjame vivir en la tranquilidad de mi soledad, Al martirio de no saber dónde estás. Caminaré en la paz de no buscarte, De saber que ya no formas parte del sueño incontenible de tenerte, De la ausencia de esta angustia de un día perderte, Del despertarme y quererte.